La incomprensibilidad del sistema inmunológico de un bebé es algo que supone un reto a los padres y madres primerizos, a la hora de cuidar de su nuevo recién nacido. Algo que juega un papel crucial en su salud y bienestar generales, para esto es importante centrarse en crear un estilo de vida bien equilibrado desde el principio. Esto incluye la lactancia materna si es posible, recibir todas las vacunas necesarias en los momentos adecuados y acudir a las revisiones establecidas con el pediatra.
Sin embargo, aunque pensamos que el sistema inmunológico de un recién nacido era una versión inmadura del de un adulto, nuevas investigaciones científicas de la Universidad de Cornell, muestran que las células T de los recién nacidos y glóbulos blancos que protegen contra enfermedades, superan a las de los adultos en la lucha contra numerosas infecciones.
Este nuevo estudio descubrió que las células T de los recién nacidos, esenciales para las defensa, no son deficientes, simplemente son diferentes a las de los adultps. Incluso hallaron que las defensas de los bebés pueden responder mejor, durante las primeras etapas de una infección y combatir una amplia variedad de bacterias, parásitos y virus desconocidos. Esto cambia completamente la visión que teníamos sobre los neonatos, porque su sistema inmunológico supera a las de los adultos en la lucha contra numerosas infecciones.
Además, un bebé es capaz de desarrollar defensas justo antes de nacer mediante células inmunitarias transmitidas, a través de la placenta de la madre. Sin embargo, estas admirables defensas siguen necesitando un impulso de factores externos. Estos factores pueden incluir momentos enriquecedores como el vínculo madre-hijo, la lactancia materna, los cuidados de adoración y factores ambientales.
Sistema inmunológico del recién nacido
En primer lugar, es importante comprender cómo funciona el sistema inmunológico de un bebé. A pesar de que un recién nacido es capaz de generar una respuesta inmunitaria frente a un organismo invasor extraño, es más débil en el reconocimiento de antígenos, la formación de memoria inmunológica y la respuesta a infecciones repetidas. Los glóbulos blancos del sistema inmunitario ayudan a descomponer y eludir virus, bacterias y parásitos.
Sin embargo, el sistema inmunológico de un recién nacido se desarrolla durante sus primeros años de vida. Es durante los primeros seis meses de su vida cuando las células especiales empiezan a replicarse, formando un ejército para protegerse de microorganismos potencialmente dañinos.
Como ya se ha dicho, la lactancia materna es un factor primordial que ayuda en la lucha contra las enfermedades. La leche materna desempeña un papel importante en la creación del entorno perfecto para que florezca el sistema inmunitario del bebé. Contiene anticuerpos y glóbulos blancos que ayudan a reforzar el sistema inmunitario y proporcionan la mejor protección sanitaria posible.
Medio ambiente
Otra forma de reforzar su sistema inmunitario es aumentar su tolerancia exponiéndoles a diversos entornos seguros y a aire limpio al aire libre. Los estudios han revelado que el aire libre tienen mejor salud cognitiva y emocional, los paseos son beneficiosos. Además, es beneficioso para su organismo desarrollar inmunidad por la exposición a su entorno. Asegúrate de que el entorno se limpia adecuadamente y el niño no se expone a gérmenes innecesarios.
La forma más eficaz de reforzar las defensas de tu bebé es proporcionarle un entorno enriquecedor. Es importante que colmes a tu bebé de cariño y afecto. Los estudios han revelado que tener relaciones sólidas con los cuidadores es un pilar fundamental. Además, es importante que mantengas un estrecho vínculo piel con piel, ya que facilitará considerablemente la adaptación del bebé al mundo exterior.
Saber si tu bebé está enfermo: ¿Cuáles son las señales de alarma?
A pesar de tener un robusto ejército de células para protegerse de las enfermedades, los bebés pueden enfermar fácilmente. Sobre todo cuando entran en la guardería o en un entorno nuevo. Cuando un bebé se encuentra mal, los glóbulos blancos trabajan duro y los signos que debemos tener en cuenta son fiebre alta, pérdida aparente de apetito, inquietud anormalmente excesiva, llanto incesante, fatiga, tos, vómitos y diarrea. Es esencial que llevemos al bebé al pediatra si aparece alguno de estos síntomas.
En definitiva, es importante centrarse en crear el entorno adecuado para que tu recién nacido prospere. Los consejos mencionados deberían ayudar a crear un entorno enriquecedor e inmunitario. Además, puede ser tranquilizador saber que un bebé tiene de forma natural un grado extra de protección a través de la lactancia materna, los cuidados cariñosos y los factores ambientales.
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